Guardianes de la luz
El nombre de GUARDIANES DE LA LUZ para algunos resulta curioso, para otros gracioso, para otros novedoso… hay quienes no saben cómo expresar lo que les sugiere el nombre…es una mezcla de todo.
Este nombre apareció en Ferrol (Galicia), creemos que por voluntad de Dios, en medio de un grupo de jóvenes que experimentamos el Kerigma, es decir, que Jesucristo, el Hijo de Dios, había muerto y resucitado por nosotros para darnos vida eterna. Esta experiencia llevó a la pregunta de qué hacer para compartirlo con los demás y así surgió esa pequeña semilla que más tarde la Iglesia aprobó como Redemptoris Custos. ¡GRACIAS! GUARDIANES DE LA LUZ.
En la Iglesia hay millones de cristianos que hemos recibido los sacramentos del bautismo y la confirmación; en los dos sacramentos hemos recibido el don del Espíritu Santo que se representa como luz, como fuego. Dice la Palabra de Dios:
«Vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días» (Hch. 1,5)
«Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo» (Hch. 2,3-4)
Por eso podemos afirmar que sacramentalmente somos guardianes de la luz del Espíritu Santo, tanto en nuestra vida como en la de los demás.
En Redemptoris Custos, GUARDIANES DE LA LUZ hace referencia a todas aquellas personas que participan y a la vez hacen posible nuestra misión; hace referencia a todos aquellos que en su trabajo, en su familia, en su comunidad, etc, humildemente se hacen cargo de que la Luz recibida en el bautismo no se apague.
Jesús nos dijo:
«Vosotros sois la luz del mundo» (Mt.5,13-14);
existen en la Iglesia verdaderos cristianos que además de cuidar su propia luz cuidan de que la luz del hermano no se apague. Son otros «Josés» que con sencillez custodian la vida recibida en el bautismo.
En todo el proceso de la aprobación de Redemptoris Custos, el Señor puso personas muy concretas que con su sabiduría, experiencia y fe supieron discernir la voluntad de Dios. Ellos son para nosotros GUARDIANES DE LA LUZ. A todos ellos, muchas gracias. Que por medio de San José, Dios os recompense.
Desde el inicio de Redemptoris Custos Dios ha ido creando vínculos de amistad con diferentes órdenes religiosas dedicadas a la vida contemplativa y activa como el Carmelo de Santa Teresa, las hermanas del Cister, las hermanas de la Sagrada Familia y muchas otras. Ellas nos acompañan cada día con su oración y sacrificios, son para nosotros verdaderas GUARDIANES DE LA LUZ.
Existe un grupo de hermanos que nos ayudan con su aportación económica para afrontar los gastos que conlleva la evangelización, también ellos son GUARDIANES DE LA LUZ.
Algunas personas participan asiduamente en los momentos de adoración y formación que se ofrece en Redemptoris Custos, su presencia la acogemos, agradecemos y les vemos como GUARDIANES DE LA LUZ.
Nuestros padres y todas aquellas personas que verdaderamente nos aman han sido y son para nosotros GUARDIANES DE LA LUZ.
Existe en Redemptoris Custos un grupo de personas mayores, de abuelos, PEDIMOS A DIOS QUE NUNCA NOS FALTEN, son para nosotros auténticos GUARDIANES DE LA LUZ.
Desde los orígenes de Redemptoris Custos Dios nos ha bendecido con la presencia de los niños, ellos han sido y están siendo verdaderos GUARDIANES DE LA LUZ.
A todos aquellos que no soporten un mundo de oscuridad y que quieran vivir en la belleza de la luz, a todos aquellos que alguna vez se han preguntado o se estén preguntando qué puedo hacer por un mundo mejor, os decimos que la respuesta la tenéis en el corazón: Cristo luz del mundo te iluminó el día de tu bautismo, CUSTODIA ESA LUZ Y A LA VEZ RECUERDA LAS PALABRAS DEL SEÑOR:
«Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa.» (Mt. 5, 14-15).
Si has recibido el don del bautismo y la confirmación, eres sacramente GUARDIAN DE LA LUZ, y la luz se guarda alumbrando.
Oración
Ven Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre, don en tus dones espléndido.
Luz que penetras las almas, fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestros esfuerzos.
Tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego.
Gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del alma si Tú le faltas por dentro.
Mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo.
Lava las manchas. Infunde calor de vida en el hielo.
Doma el espíritu indómito. Guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito.
Salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.