Nuestra Misión

Dicen que «una imagen vale más que mil palabras», partiendo de esta afirmación presentamos este apartado, con la pila bautismal de la de la catedral de la diócesis de Roma, conocida como la Archibasílica Papal del Santísimo Salvador del mundo, y de los santos Juan Bautista y Juan Evangelista en Letrán; también conocida como la Sede del Papa.
Con la imagen de la pila bautismal de la catedral de Roma queremos hablar del núcleo de la misión de Redemptoris Custos que es el sacramento del Bautismo, dicho sacramento tiene su nacimiento en el corazón traspasado de Cristo en la cruz . Dice la Palabra de Dios: «Uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza, y al momento salió sangre y agua» (Jn. 19, 34), agua en la cual la Iglesia siempre ha reconocido el agua bautismal.
Con la ayuda y protección de nuestra Madre la Virgen María y San José, nos dedicarnos con todo nuestro ser a custodiar y a anunciar con gestos y palabras la Vida que brotó del corazón de Jesús para todos los hombres y que llega nos por medio del sacramento del Bautismo.
Redemptoris Custos también encuentra su identidad en las últimas palabras de Jesús a los discípulos antes de su Ascensión al cielo «…Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». (Mt. 28, 19) y es por eso que nos unimos con toda nuestra mente, corazón y fuerzas a la misión de nuestra madre la Iglesia, en esa maravillosa misión de «hacer discípulos de Jesús a todos los pueblos», introduciéndoles en la Vida del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo por medio del sacramento del Bautismo. Llamamos bautismo en Espíritu toda experiencia humana-divina que pueda reavivar la gracia bautismal o que pueda llevar a recibirlo.
Constatamos una urgente necesidad de ayudar a descubrir y a vivir la grandeza y belleza del Bautismo a millones de cristianos que, recibiéndolo, lo han ignorado parcial o totalmente en sus vidas. Ofrecemos nuestras vidas también para que aquellos que no lo han recibido lo puedan hacer.
Al expresar nuestra misión con la pila bautismal, de la catedral de la diócesis de Roma, expresamos que todo lo hacemos unidos a «Pedro», que nos vivimos como humildes colaboradores del Papa en la maravillosa misión de hacer discípulos de Jesús a nuestros hermanos y que nuestra alegría, nuestro orgullo, nuestra ilusión misionera están en la pertenencia a la Iglesia católica.
La predicación directa de la Palabra de Dios es para nosotros fundamental en esta misión de fortalecer y despertar a la gracia bautismal por eso apoyamos y promovemos toda iniciativa que se presente como oportunidad para anunciar el KERIGMA: «Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras» (1 Cor. 15, 3-4). Estamos al servicio de la catequesis, ejercicios espirituales, dirección espiritual y toda forma de transmitir la Palabra de Dios (Radio, internet, televisión, cine, música, libros, etc.)
Creemos en la creatividad del Espíritu Santo y por eso reconocemos, desde «LAS OBRAS DE MISERICORDIA» (espirituales y corporales), diferentes formas para llevar a nuestros hermanos al Señor y ayudarles a cuidar y compartir la Vida de Cristo recibida en el Bautismo. Es por esto que estamos disponibles para ir donde el AMOR nos llame: los hospitales, las cárceles, la enseñanza, la catequesis, la ayuda a personas mayores, la predicación de ejercicios espirituales etc. Queremos estar donde Dios y nuestros hermanos nos necesitan y como dice el Papa Francisco, en todas las periferias humanas.
Creyendo las palabras de Jesús que nos dice «Separados de mí no podéis hacer nada» (Jn. 15,5), facilitamos espacios de adoración Eucarística desde los cuales también nosotros podamos repetir las palabras de Felipe a Natanael: «Ven y verás» (Jn, 1, 46).
Vivimos en el mundo del trabajo como discípulos de Cristo que se hacen responsables de la Vida Eterna de todos aquellos que, con nosotros, comparten bastantes horas del día. Nos hacemos responsables de las Palabras del Señor «Sois la luz del mundo»(Mt. 5, 14-16), «sois la sal de la tierra»(Mt. 5, 13), «sois fermento en la masa»(Mt. 13, 33).
La experiencia nos ha demostrado que las peregrinaciones han ayudado siempre al ser humano a sentirse «en camino», como peregrino en la tierra. En concreto, el Santuario de Fátima en Portugal se va convirtiendo para Redemptoris Custos en ese lugar donde anualmente nos encontramos como hermanos en la casa de La Madre:
Vivimos la misión reconociendo y dando siempre la PRIMACÍA al trabajo del Espíritu Santo en el corazón de los hermanos. Esperamos, respetamos y pedimos por la «HORA» (Jn. 17, 1) del Espíritu en cada persona que el Señor ponga en nuestro camino. Esta finura espiritual la aprendemos al lado de San José, que vivió como humilde colaborador y en ningún momento como protagonista de la obra del Señor.
Con la ayuda del Espíritu Santo vivimos una continua apertura a los signos de los tiempos; a Él le pedimos ese nuevo ardor, esos nuevos métodos y esa nueva expresión para anunciar la Vida Trinitaria recibida en el Bautismo.
Oración
Dios todopoderoso y eterno,
que en el bautismo de Cristo, en el Jordán,
al enviar sobre él tu Espíritu Santo,
quisiste revelar solemnemente a tu Hijo amado,
concede a tus hijos de adopción,
renacidos del agua y del Espíritu Santo,
perseverar siempre en tu benevolencia.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo
Y es Dios por los siglos de los siglos. Amén